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         Durante la Edad Media, Nuestra Santísima Madre presentó El Rosario de los Siete Dolores a Santa Brígida de Suecia y los Siete Padres Siervos de Florencia, Italia, pidiéndoles que difundan esta devoción a sus dolores. Desafortunadamente, la Protestant Reformation hizo que tanto el tradicional (rosario dominicano) como el Rosario de los Siete Dolores cayeran en desuso.

         

         En Noviembre de 1981, Nuestra Señora apareció a Marie Claire Mukamgango en Ruanda, África. Para promover la paz, el amor y el perdón entre las tribus en un esfuerzo por prevenir el Genocidio de Ruanda en 1994, Nuestra Señora le pidió a Marie Claire que extendiera el Rosario de los Siete Dolores a su país y al mundo. Marie Claire fue asesinada en el genocidio.

     

         "Nuestra Señora de Kibeho", por Immaculee Ilibigaza, es sobre tres adolescentes que tuvieron apariciones de Nuestra Santísima Madre, los mensajes que recibieron y sus historias. Después de leer este libro, nuestro apostolado del Rosario de los Siete Dolores se inspiró y sentimos un fuerte llamado de Nuestra Santísima Madre para continuar la obra de Marie Claire. Este fue nuestro comienzo, en enero de 2010.

   

         Después de recibir la aprobación de nuestro pastor para iniciar un apostolado por esta devoción, aprendimos a hacer rosarios y ordenar útiles. Nos escribimos un folleto de meditación para acompañar el rosario y programamos presentaciones con nuestros ministerios parroquiales y en otras parroquias. Nuestra Santísima Madre, que tiene un plan definido, nos ha guiado durante todo el camino y ha sent dando corazones para donar para suministros.

     

         Desde que comenzamos este ministerio hace nueve años, hemos regalado más de 47,000 rosarios en todo Estados Unidos y alrededor del mundo. Esta devoción continúa extendiéndose a través de otros que dan a otros.

     

         El Rosario de los Siete Dolores, como el rosario tradicional, es una oración meditativa con cuentas. Ambos rosarios son un arma espiritual poderosa contra las asechanzas del maligno. Aporta una gran paz para la mente, el cuerpo y el alma. Cuando experimentamos dolor, sufrimiento o pena, meditamos en los dolores de María. Ella une su dolor al nuestro y los lleva a su Hijo, quien a cambio nos da la paz.

        

         Los corazones de María y Jesús laten como uno. Su Inmaculado Corazón nos lleva más perfectamente a Su Sagrado Corazón.

 

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